Análisis del Caribe

Primavera 2022

Una playa en la República Dominicana.

«Dominican Republic 2012» de Schmidt Photography está bajo una licencia CC BY-NC-SA 2.0.

La pandemia de COVID-19 ha traído muchos desafíos para la región del Caribe, la cual depende en gran medida de la industria turística. Los países de la región han tenido que concentrarse en reinventar y reconstruir sus economías para hacerle frente al aumento en desempleo, pobreza e inseguridad alimentaria. Estos esfuerzos han incluido la innovación tecnológica y la conectividad en línea como claves para expandir las oportunidades económicas y la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo en toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales o de salud. En la región del Caribe, las mujeres se han visto gravemente afectadas por la pandemia de COVID-19, dando lugar a programas gubernamentales que se centran en la salud mental, la prevención de violencia doméstica y programas educativos para ayudar a las madres que trabajan con la educación en línea de sus hijos. Además, se han celebrado elecciones en toda la región del Caribe. Muchos países han experimentado una alteración de los procesos electorales y de campaña tradicionales, lo cual los ha llevado a diseñar nuevos protocolos para votar y para las campañas electorales de acuerdo con los estándares de salud y las regulaciones de distanciamiento social. A pesar de los muchos desafíos que han sacudido a estos países, el pueblo caribeño ha perseverado y demostrado una increíble capacidad de recuperación, ejemplificando su compromiso con la reconstrucción a través de programas de donación y esfuerzos comunitarios para combatir la inseguridad alimentaria.


Principales tendencias en…


Principales tendencias en gobernanza y estado de derecho

Los desafíos planteados por COVID-19 han reforzado la importancia de la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo en toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales y de salud.

Programas de protección social

A medida que el Caribe se enfrenta a las crisis económicas provocadas por COVID-19, los programas de protección social administrados por el gobierno han surgido como herramientas fundamentales para abordar las necesidades inmediatas de las poblaciones vulnerables y desarrollar la resiliencia económica. Aunque los programas de protección social han variado en forma y grado, muchos países han recurrido a programas de asistencia alimentaria y de alquiler, prestaciones por desempleo, fondos de emergencia y transferencias de efectivo para atender las necesidades de sus poblaciones. Tales programas han sido vitales en la región, ya que las economías del Caribe y los países miembros de CARICOM están fuertemente concentradas en los sectores de turismo, agricultura y energía. Los trabajadores de industrias especialmente afectadas, así como las poblaciones vulnerables, incluidas las que viven en la pobreza, las familias con niños pequeños, los ancianos y las personas con discapacidades, han sido el objetivo de estos esfuerzos. Sin embargo, a medida que continúa la crisis económica, el financiamiento de los programas de protección social ha disminuido, lo que genera preocupaciones sobre la longevidad de estos programas y puede dejar sin atender necesidades urgentes.

Un mercado ambulante en las calles de Georgetown, Guyana. «Guyana» de John+Elaine Chesterton está bajo una licencia CC BY-SA 2.0.

Vacunas y el futuro de los protocolos de viaje

Los despliegues de vacunas han comenzado por toda la región. Hasta ahora, la distribución de vacunas se ha caracterizado por la cooperación regional y mundial. Esto incluye los cientos de miles de vacunas donadas por India a países como Barbados y Dominica, así como donaciones de vacunas entre miembros de CARICOM. Sin embargo, muchos países han enfrentado retos en obtener la vacuna y todavía están a la espera de recibir vacunas de COVAX. Mientras que la tasa de vacunación aumenta en Norteamérica y Europa, los países con economías dependientes del turismo se están preparando para poder reabrir y recuperarse. Aunque todos los países tienen sus propios protocolos para el turismo, la decisión de Belice de permitir la entrada de cualquier viajero totalmente vacunado al país sin ninguna medida de seguridad adicional podría ser una indicación del futuro de los protocolos de viaje.

Los países del Caribe están recibiendo sus primeras vacunas contra el COVID-19 gracias a los esfuerzos diplomáticos de vacunas y el Centro de Acceso Global de Vacunas COVID-19. «Army Spc. Angel Laureano holds a vial of the COVID-19 vaccine, Walter Reed National Military Medical Center, Bethesda, Md., Dec. 14, 2020. (DoD photo by Lisa Ferdinando) de US Secretary of Defense está bajo una licencia CC BY 2.0.

Oportunidades en medio de retos, resiliencia y desarrollo de capacidades

Los desafíos planteados por COVID-19 han reforzado la importancia de la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo de toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales o de salud. Si bien todos los países de la región enfrentan un declive económico significativo, algunos países han Los desafíos planteados por COVID-19 han reforzado la importancia de la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo de toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales o de salud. Si bien todos los países de la región enfrentan un declive económico significativo, algunos países han encontrado oportunidades de progreso a través de proyectos de desarrollo de capacidades dirigidos por el gobierno que estimulan la economía y ayudan a establecer futuros marcos de respuesta a crisis y adaptabilidad. Dos proyectos especialmente notables incluyen el plan de recuperación económica y resiliencia de Santa Lucía y el programa de empleo y transformación sostenible de Barbados (BEST). El plan de recuperación económica y resiliencia de Santa Lucía combina el estímulo económico con inversiones en la infraestructura necesaria para abordar futuras crisis climáticas y de salud. El programa BEST de Barbados brinda alivio a los empleados del sector turístico al tiempo que promueve prácticas respetuosas con el medio ambiente. Estas iniciativas, entre otras en la región, han reformulado los desafíos como oportunidades de crecimiento y desarrollo sostenible.

Santa Lucía -retratada en la imagen- está invirtiendo en el fortalecimiento de sus capacidades para responder a futuros desafíos en el área de salud y clima como parte de su plan de recuperación económica y resiliencia. «Castries st Lucia Fuji XP210. DSCF8188-8189.» de Robert.Pittman está bajo una licencia CC BY-ND 2.0.


Principales tendencias en desarrollo económico e innovación

Los países de todo el Caribe están lidiando con el desafío de reabrir sus fronteras y estimular sus industrias turísticas al mismo tiempo que protegen la salud pública.

Crisis económica

Si bien el Caribe como región se ha mantenido hasta ahora comparativamente protegido de las implicaciones para la salud del COVID-19, se encontró en una devastadora crisis económica. Los efectos prolongados de la crisis han agravado las dificultades económicas ya existentes, con países de la región que enfrentan caídas en el producto interno bruto (PIB), aumento de la deuda, menos ingresos y dificultades presupuestarias. El Caribe se vio especialmente afectado debido a su economía en gran medida dependiente del turismo, aunque los sectores de energía y recursos naturales en países como Surinam y Trinidad y Tobago también se han visto afectados. Esta crisis también amenazó años de progreso en la lucha contra la pobreza y la desigualdad de ingresos en la región. Sin embargo, como las fronteras se están reabriendo, la industria de turismo está rebotando, porque con el aumento en la tasa de las vacunas, los países han visto el crecimiento rápido de la economía y la inflación. Es también por el apoyo nuevo de países como los Estados Unidos que quieren ingresar en los sectores de energía en el Caribe. No es claro si el crecimiento se mantendrá por el aumento de casos de Omicrón.

El Parlamento y Banco Central de Barbados en la capital de Bridgetown. «File:Barbados Parliament and Central Bank.jpg» de Barry haynes está bajo una licencia CC BY-SA 4.0.

Reconstruyendo el turismo

Los países de todo el Caribe están lidiando con el desafío de estimular sus industrias turísticas al tiempo que protegen la salud pública. El turismo se ha convertido en un elemento definitorio de las políticas de reapertura del gobierno. Cada país ha definido sus propios protocolos para reabrir y dar la bienvenida a los turistas, y los gobiernos han invertido en mantener a flote los hoteles y la industria de viajes. Hasta el momento, casi todos los países del Caribe han reducido las restricciones contra COVID-19 para los turistas para atraer más y reforzar el crecimiento de turismo ya que la distribución de vacunas sigue incrementando. Los países y organizaciones regionales también han lanzado campañas de mercadeo y relaciones públicas para fomentar el turismo, incluida la campaña Marca País de República Dominicana y Caribbean Awaits de la Organización de Turismo del Caribe. La coordinación regional a través de organizaciones como CARICOM también ha jugado un papel importante en la preparación para la revitalización del sector turístico. A pesar de estos esfuerzos y el crecimiento del sector turístico, no se sabe si la recuperación del sector turístico sea tan rápida como lo esperábamos, ya que estos países se enfrentan con variantes de COVID-19, como el Omicrón.

Las playas de la región, como la fotografiada aquí, siguen relativamente vacías debido a las restricciones al turismo y al distanciamiento social. «Bahamas Beach» de jbylund está bajo una licencia CC BY-SA 2.0.

Innovación tecnológica y acceso a internet

La innovación tecnológica y la conectividad en línea se han convertido en la clave para ampliar las oportunidades económicas en el Caribe. Muchos países tienen economías altamente concentradas, vulnerables a la volatilidad y carecen de la infraestructura necesaria para ingresar a nuevos mercados. La crisis de COVID-19 solo ha exacerbado estas dificultades, destacando la importancia de la diversidad económica, así como la necesidad crítica de una infraestructura digital ampliada y acceso a banda ancha. Las innovaciones tecnológicas, como una aplicación equipada con capacidades de geolocalización para rastrear COVID-19 en Saint Kitts y Nevis, han demostrado el potencial de la tecnología para transformar y fortalecer las sociedades y sus economías en el Caribe, pero la falta de acceso de banda ancha ha limitado estas oportunidades en países como Trinidad y Tobago y las Bahamas. El acceso relativamente limitado a la banda ancha ha sido una barrera para la resiliencia económica en toda la región, y la inversión en banda ancha contribuirá no solo al crecimiento y la innovación, sino también a una mayor inclusión social.

Niños en edad escolar participan en una clase en Guyana. «Young students and their teacher in classroom, Wowetta primary school, Annai, Guyana» de Global Partnership for Education – GPE está bajo una licencia CC BY-NC-ND 2.0.


Principales tendencias en inclusión social y cultural

A pesar de los muchos desafíos que ha enfrentado el Caribe desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, la gente de la región ha demostrado continuamente su resistencia y compromiso para ayudar a reconstruir sus comunidades.

Pobreza e inseguridad alimentaria

La pandemia de COVID-19 ha agravado los riesgos de inseguridad alimentaria en la región del Caribe. El aumento de los precios del mercado, las interrupciones en la cadena de suministro mundial, la escasez de alimentos y la pérdida de ingresos son algunos de los desafíos que plantea la pandemia en la región. En una encuesta realizada por CARICOM los encuestados de toda la región informaron sentirse preocupados por el desempleo y por satisfacer las necesidades alimentarias y otras necesidades esenciales. Además, los encuestados informaron un número cada vez mayor de pérdida de empleo o temor a una eventual pérdida de empleo, lo que genera preocupaciones sobre los niveles de pobreza en los países del Caribe, especialmente en islas pequeñas como Antigua y Barbuda. En los últimos meses, altas tasas de inseguridad alimentaria, debido a una sobredependencia en alimentos importados, ha impulsado la adopción de esfuerzos para promover la sustitución de importaciones. 

El nivel de inseguridad alimentaria ha aumentado exponencialmente tanto en regiones rurales y ciudades, incluyendo La Habana, Cuba. «Cuba Havana» de @Doug88888 está bajo una licencia CC BY-NC-SA 2.0.

Rol de la mujer

En la región del Caribe, las mujeres se han visto gravemente afectadas por la pandemia de COVID-19. Debido al gran papel que desempeñan en las economías informales de sus países, las mujeres de las naciones insulares como Barbados y Dominica se han visto muy afectadas por las consecuencias económicas de la pandemia. Al comprometer una gran parte de los roles vitales en los sectores social y de salud, las mujeres en el Caribe corren en muchos casos un mayor riesgo de exposición al COVID-19. Además, los países del Caribe han tenido que tomar iniciativas para abordar los problemas de violencia doméstica en medio de órdenes de quedarse en casa, y muchas naciones han promovido líneas de emergencia y servicios psicológicos para las mujeres. Preocupaciones sobre alzas en violencia doméstica han provocado convocatorias para la combatir este mal social—por ejemplo, en Trinidad y Tobago se ha lanzando  un movimiento para proporcionar justicia a víctimas de violencia doméstica.

Dos enfermeras en una clinica local en Haití. «Haiti Ward Nurses» de USAID_IMAGES está bajo una licencia CC BY-NC 2.0.

Alcance comunitario

A pesar de los muchos desafíos que ha enfrentado el Caribe desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, la gente de la región ha demostrado continuamente su resistencia y compromiso para ayudar a reconstruir sus comunidades. En san Cristóbal y Nieves, el gobierno ha construido nuevos edificios en Stapleton. Esto ayudará a más de 30 familias en el área. También han desarrollado sus centros educativos y estarán entrenando más a sus maestras. En Belice y Granada, algunos ciudadanos se han encargado de ayudar a los miembros de sus comunidades con dificultades a través de donaciones e incluso jardinería a pequeña escala para combatir la inseguridad alimentaria. En toda la región, la salud mental ha tenido prioridad en muchos programas gubernamentales, que buscan ayudar a los ciudadanos durante estos tiempos difíciles. Organizaciones no gubernamentales han ayudado a comunidades vulnerables a través de iniciativas, como la creación de un mapa digital con recursos para víctimas de la violencia doméstica en Surinam y la distribución de suministros en San Cristóbal y Nieves. La organización TOCO también ha tenido un rol importante en la distribución de PPE y comida en Santa Lucía y Monserrat. Todo esto demuestra la fuerza de las comunidades de esta región y la capacidad del pueblo caribeño para reconstruir y perseverar ante las dificultades que presenta la pandemia.

Vendedores en las calles de Trinidad y Tobago. «File:San Fernando -Trinidad and Tobago Street Vendors.jpg» de Kalamazadkhan está bajo una licencia CC BY-SA 4.0.


A que se debe prestar atención:

Los gobiernos del Caribe deben seguir preparando sus economías y comunidades para las frecuentes variantes de COVID-19, como actualmente enfrentan la variante Omicron. Cuando los países vuelvan a abrir por completo sus fronteras al turismo, las consideraciones de salud pública deben tomarse en serio para evitar la propagación comunitaria y no abrumar las infraestructuras de salud. El resurgimiento en contagios en muchos países, debido a un alza en viajes durante días festivos, subraya el delicado balance entre la recuperación económica y la protección de la salud. Al mismo tiempo, los gobiernos del Caribe podrán enfrentar la propagación de otras enfermedades como el dengue, lo que requerirá más inversiones en atención médica y el desarrollo de protocolos claros y estrictos para proteger la salud pública. Otras amenazas contra la seguridad pública, como la erupción del volcán La Soufrière en San Vincente y las Granadinas, tendrán efectos similares.

Si bien la crisis económica provocada por COVID-19 persiste, los gobiernos deberán desempeñar un papel activo en brindar apoyo a quienes luchan financieramente. Muchos países han ampliado sus programas de ciudadanía por inversión (CBI) para garantizar que los ingresos del gobierno sean lo suficientemente altos como para proporcionar servicios esenciales a los ciudadanos; medidas de refuerzo de ingresos como estas podrían adoptarse en toda la región. 

Asegurar que todas las personas tengan acceso a la asistencia durante la pandemia requerirá el fortalecimiento y la revitalización de los servicios y programas gubernamentales. Similarmente, a medida que los países del Caribe comienzan a distribuir vacunas, la creación de protocolos para la distribución eficaz y equitativa de las vacunas, al igual que la implementación de campañas educativas, será fundamental.

Estos esfuerzos serán clave para proteger los derechos de los más vulnerables en todo el Caribe, especialmente mujeres, niños, personas con discapacidad, ancianos, víctimas de violencia doméstica, grupos indígenas en Surinam, inmigrantes haitianos en la República Dominicana e inmigrantes venezolanos en Trinidad y Tobago. La pandemia de COVID-19 ha subrayado la importancia de la creación de capacidad en preparación para crisis futuras y la diversificación económica para sostener las crisis en los sectores del turismo, la agricultura, la energía y los recursos naturales. A largo plazo, el acceso ampliado a la tecnología y la banda ancha, así como una cultura de innovación, ayudarán al Caribe a recuperarse de la pandemia y crear nuevas oportunidades. 


Verano 2021

La recuperación de la pandemia de COVID-19 ha sido mixta en el Caribe. Las naciones con más recursos han tenido mayor acceso a las vacunas. Simultáneamente, estas mismas naciones han experimentado una mayor efectividad en la inmunización de su población, al financiar campañas de concientización que subrayan la seguridad de las vacunas. En ciertos países, incluidos Haití, Cuba y San Vicente y las Granadinas, el malestar social y político se ha unido a la crisis sanitaria. A medida que la agitación pública enciende manifestaciones callejeras, la pandemia sigue siendo un problema que subraya las disparidades socioeconómicas entre las poblaciones vulnerables.

El turismo se ha abierto en la región. A pesar de que esto es propicio para el crecimiento económico, los ciudadanos se han quejado de la doble vara que se les aplica en comparación con los turistas a la hora de seguir los protocolos sanitarios. Los gobiernos de la región han mostrado una mayor indulgencia hacia los turistas que no siguen los protocolos de salud, mientras que los residentes se enfrentan a medidas punitivas. Además, los vecinos se quejan de que son ellos los que tienen que afrontar las consecuencias de la negligencia de los turistas, que invariablemente se traducen en infecciones por coronavirus. Las pautas de turismo no son uniformes en todos los países: los requisitos de vacunación, cuarentena y pruebas negativas para los turistas entrantes varían entre los países caribeños.

A pesar de la tendencia hacia la reapertura de la economía y la flexibilización de los protocolos de salud, el Caribe ha tenido respuestas mixtas a estos procesos. Algunas naciones, como Puerto Rico, están abrazando la apertura de la isla con pocas restricciones; otras naciones, como Trinidad y Tobago, mantienen un toque de queda. El enmascaramiento sigue siendo obligatorio para las personas no vacunadas en toda la región, sin embargo, algunos países ya no requieren máscaras para las personas vacunadas. De igual manera, se están proporcionando incentivos para fomentar la vacunación, sin embargo, la administración de las vacunas sigue siendo un tema polémico, ya que ciertas comunidades se resisten a ser inmunizadas contra el coronavirus.

La vacunación ha tenido avances, en general, en la región. Cada país, con la excepción de Haití, ha iniciado campañas de vacunación, algunas demostrando ser más efectivas que otras. A medida que ciertos países se acercan a lograr la inmunidad colectiva, otros países han visto una disminución en el número de personas que se vacunan o incluso han detenido la vacunación debido a obstáculos logísticos.

  • Antigua y Barbuda ha cerrado dos de sus principales centros de vacunación tras una disminución en la cantidad de ciudadanos que se vacunan. En respuesta, el Ministerio de Salud continúa una campaña para crear conciencia sobre la efectividad y seguridad de las vacunas.
  • El Gabinete de Barbados ha estado bajo presión pública para reformar sus protocolos COVID-19, ya que los nacionales expresan que están siendo discriminados al estar sujetos a un estándar más alto al hacer cumplir los protocolos, en comparación con los turistas que quedan impunes por desatender los protocolos. En Barbados, se ha vuelto a imponer un toque de queda debido al reciente aumento en infecciones.
  • El Primer Ministro de Bahamas expresó su satisfacción con el proceso de vacunación en curso y anunció que el país, en un esfuerzo por lograr el crecimiento económico, pronto tendrá grandes inversiones en infraestructura con un nuevo aeropuerto internacional, puerto de cruceros y resort de lujo.
  • Belice ha adoptado una prueba obligatoria quincenal de COVID-19 para los trabajadores médicos de primera línea que no estén vacunados. Al mismo tiempo, los empleados y propietarios de restaurantes ahora deben vacunarse para que los restaurantes puedan abrir y operar.
  • Mientras los cubanos, en numerosas ciudades de la isla, protestan contra el gobierno en un llamado a una democracia más abierta y representativa, el país enfrenta una grave crisis sanitaria y económica. En Cuba, casi 240,000 han sido diagnosticados con COVID-19, provocando la muerte de más de 1,500 personas; así, demostrando la disparidad que vive la isla, que ha exportado a cientos de médicos a otros países, para combatir el virus, como parte de diplomacia médica.
  • Con menos de cinco casos semanales de COVID-19 y la vacunación en camino, Dominica está se acerca a una recuperación completa. Sin embargo, el Primer Ministro ha instado a los ciudadanos a solicitar un seguro médico patrocinado por el estado como prevención de nuevas crisis sanitarias.
  • República Dominicana ha tenido una mejoría tangible en el turismo, a pesar de haber sido el país con más deuda acumulada en América Latina en el año 2020. El país ha enfrentado un aumento en infecciones por dengue, chikungunya y zika, lo cual el Ministerio de Salud atribuye a las personas que dejan guardia hacia abajo ya que se enfocan más en prevenir COVID-19. La República Dominicana, a pesar de haber comenzado sus esfuerzos de vacunación más tarde que otros países, ha reportado éxito con altas tasas de vacunación en las primeras semanas del programa.
  • La población de Granada ha tenido una reacción mixta a la vacunación. Dado que algunos lugares de trabajo, como supermercados y bancos, requieren que sus empleados estén vacunados, ciertos grupos de trabajadores se han resistido a tales mandatos. Los sindicatos de trabajadores han pedido a líderes religiosos, conocidos por ser muy vocales en contra de la marihuana y los casinos, hablar en contra de la vacunación obligatoria. 
  • Guyana está evaluando la posible creación de una unidad de gestión de desastres dentro del sistema de salud del país que podría agilizar las respuestas a futuros brotes y crisis. En el país, el enmascaramiento obligatorio y el distanciamiento social siguen vigentes, junto con un toque de queda y límites de capacidad máxima para las empresas. 
  • En Haití, no se ha administrado una sola vacuna, dado que el presidente ahora-difunto Moïse declinó recibir vacunas alegando su desconfianza en la ciencia detrás de ellas. Esto convierte a Haití en el único país del hemisferio occidental sin vacunas. Mientras el país enfrenta una violenta guerra de pandillas que ha desplazado a más de 14,000 personas, secuestros frecuentes y falta de presencia del gobierno en municipios pobres, el asesinato del presidente ha dejado al país aún más descarrilado y cientos de haitianos se reúnen diariamente fuera de la embajada estadounidense para pedir asilo. 
  • El proceso de vacunación de Jamaica ha sido lento y marcado por el malestar dado que el virus sigue cobrando vidas en la isla. En las comunidades rastafari, los practicantes de la religión han dudado en participar en la vacunación debido a la falta de claridad sobre si entraría en conflicto con sus principios religiosos. 
  • En Montserrat, un grupo prominente de médicos ha estado escribiendo columnas destacadas en los periódicos locales promoviendo la investigación de tratamientos alternativos para COVID-19, como la Ivermectina, y abogando por que la vacuna no sea obligatoria para los ciudadanos, citando que esto infringiría su libre albedrío y cae en la misma categoría que la experimentación científica en humanos. 
  • Puerto Rico ha aliviado todas las restricciones relacionadas con COVID-19. Las personas vacunadas ya no necesitan usar máscaras, los negocios pueden abrir a plena capacidad y las escuelas impartirán clases presenciales, con distanciamiento social entre los estudiantes. El principal obstáculo que enfrenta la nación es qué hacer con los niños menores de 12 años, dado que no se ha aprobado una vacuna para ellos. Para alentar a más puertorriqueños a vacunarse, el gobierno ha creado una lotería solo para personas vacunadas. 
  • El centro de epidemiología de Santa Lucía ha estado bajo escrutinio para reclasificar las muertes que antes se pensaba que no estaban relacionadas con COVID-19 como, de hecho, causadas por el virus, alertando así sobre la precisión y transparencia en los informes de estadísticas. 
  • El gobierno de San Cristóbal y Nieves ha delineado nuevas medidas para ayudar a las personas afectadas por la pandemia con el desembolso de cheques de asistencia social, con desembolsos especiales para personas pobres y madres solteras, y exención de alquiler para arrendamientos comerciales entre los meses de julio y diciembre. Además, los proveedores no tendrán que pagar impuestos de importación y las facturas de electricidad pueden diferirse. 
  • Han estallado protestas en San Vicente y las Granadinas mientras la oposición llama a nuevas elecciones. No obstante, la nación continúa recibiendo ayuda médica extranjera para satisfacer la crisis sanitaria que enfrenta actualmente. 
  • Surinam ha pospuesto momentáneamente la continuación del proceso de vacunación, alegando que ciertas logísticas no están en orden. No obstante, se espera que el país continúe con el proceso de inmunización lo antes posible. 
  • Trinidad y Tobago ha recurrido a la imposición de toques de queda como un intento de detener las infecciones. Las reuniones públicas permanecen prohibidas y solamente los negocios esenciales pueden permanecer abiertos. Además, el país solo permite la entrada de turistas completamente vacunados.

Primavera 2021

La pandemia de COVID-19 ha traído muchos desafíos para la región del Caribe, la cual depende en gran medida de la industria turística. Los países de la región han tenido que concentrarse en reinventar y reconstruir sus economías para hacerle frente al aumento en desempleo, pobreza e inseguridad alimentaria. Estos esfuerzos han incluido la innovación tecnológica y la conectividad en línea como claves para expandir las oportunidades económicas y la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo en toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales o de salud. En la región del Caribe, las mujeres se han visto gravemente afectadas por la pandemia de COVID-19, dando lugar a programas gubernamentales que se centran en la salud mental, la prevención de violencia doméstica y programas educativos para ayudar a las madres que trabajan con la educación en línea de sus hijos. Además, se han celebrado elecciones en toda la región del Caribe. Muchos países han experimentado una alteración de los procesos electorales y de campaña tradicionales, lo cual los ha llevado a diseñar nuevos protocolos para votar y para las campañas electorales de acuerdo con los estándares de salud y las regulaciones de distanciamiento social. A pesar de los muchos desafíos que han sacudido a estos países, el pueblo caribeño ha perseverado y demostrado una increíble capacidad de recuperación, ejemplificando su compromiso con la reconstrucción a través de programas de donación y esfuerzos comunitarios para combatir la inseguridad alimentaria.


Principales tendencias en gobernanza y estado de derecho

Los desafíos planteados por COVID-19 han reforzado la importancia de la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo en toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales y de salud

Programas de protección social

A medida que el Caribe se enfrenta a las crisis económicas provocadas por COVID-19, los programas de protección social administrados por el gobierno han surgido como herramientas fundamentales para abordar las necesidades inmediatas de las poblaciones vulnerables y desarrollar la resiliencia económica. Aunque los programas de protección social han variado en forma y grado, muchos países han recurrido a programas de asistencia alimentaria y de alquiler, prestaciones por desempleo, fondos de emergencia y transferencias de efectivo para atender las necesidades de sus poblaciones. Tales programas han sido vitales en la región, ya que las economías del Caribe y los países miembros de CARICOM están fuertemente concentradas en los sectores de turismo, agricultura y energía. Los trabajadores de industrias especialmente afectadas, así como las poblaciones vulnerables, incluidas las que viven en la pobreza, las familias con niños pequeños, los ancianos y las personas con discapacidades, han sido el objetivo de estos esfuerzos. Sin embargo, a medida que continúa la crisis económica, el financiamiento de los programas de protección social ha disminuido, lo que genera preocupaciones sobre la longevidad de estos programas y puede dejar sin atender necesidades urgentes.

Vacunas y el futuro de los protocolos de viaje

Los despliegues de vacunas han comenzado por toda la región. Hasta ahora, la distribución de vacunas se ha caracterizado por la cooperación regional y mundial. Esto incluye los cientos de miles de vacunas donadas por India a países como Barbados y Dominica, así como donaciones de vacunas entre miembros de CARICOM. Sin embargo, muchos países han enfrentado retos en obtener la vacuna y todavía están a la espera de recibir vacunas de COVAX. Mientras que la tasa de vacunación aumenta en Norteamérica y Europa, los países con economías dependientes del turismo se están preparando para poder reabrir y recuperarse. Aunque todos los países tienen sus propios protocolos para el turismo, la decisión de Belice de permitir la entrada de cualquier viajero totalmente vacunado al país sin ninguna medida de seguridad adicional podría ser una indicación del futuro de los protocolos de viaje.

Oportunidades en medio de retos, resiliencia y desarrollo de capacidades

Los desafíos planteados por COVID-19 han reforzado la importancia de la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo de toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales o de salud. Si bien todos los países de la región enfrentan un declive económico significativo, algunos países han encontrado oportunidades de progreso a través de proyectos de desarrollo de capacidades dirigidos por el gobierno que estimulan la economía y ayudan a establecer futuros marcos de respuesta a crisis y adaptabilidad. Dos proyectos especialmente notables incluyen el plan de recuperación económica y resiliencia de Santa Lucía y el programa de empleo y transformación sostenible de Barbados (BEST). El plan de recuperación económica y resiliencia de Santa Lucía combina el estímulo económico con inversiones en la infraestructura necesaria para abordar futuras crisis climáticas y de salud. El programa BEST de Barbados brinda alivio a los empleados del sector turístico al tiempo que promueve prácticas respetuosas con el medio ambiente. Estas iniciativas, entre otras en la región, han reformulado los desafíos como oportunidades de crecimiento y desarrollo sostenible.


Principales tendencias en desarrollo económico e innovación

Los países de todo el Caribe están lidiando con el desafío de reabrir sus fronteras y estimular sus industrias turísticas al mismo tiempo que protegen la salud pública

Crisis económica

Si bien el Caribe como región se ha mantenido hasta ahora comparativamente protegido de las implicaciones para la salud del COVID-19, se encuentra en una devastadora crisis económica. Los efectos prolongados de la crisis solo han agravado las dificultades económicas ya existentes, con países de la región que enfrentan caídas en el producto interno bruto (PIB), aumento de la deuda, menos ingresos y dificultades presupuestarias. El Caribe se vio especialmente afectado debido a su economía en gran medida dependiente del turismo, aunque los sectores de energía y recursos naturales en países como Surinam y Trinidad y Tobago también se han visto afectados. Esta crisis también amenaza años de progreso en la lucha contra la pobreza y la desigualdad de ingresos en la región.

Reconstruyendo el turismo

Los países de todo el Caribe están lidiando con el desafío de reabrir sus fronteras y estimular sus industrias turísticas al tiempo que protegen la salud pública. El turismo se ha convertido en un elemento definitorio de las políticas de reapertura del gobierno. Hasta el momento, 25 países del Caribe han reabierto total o parcialmente. Cada país ha definido sus propios protocolos para reabrir y dar la bienvenida a los turistas, y los gobiernos han invertido en mantener a flote los hoteles y la industria de viajes. Los países y organizaciones regionales también han lanzado campañas de mercadeo y relaciones públicas para fomentar el turismo, incluida la campaña Marca País de República Dominicana y Caribbean Awaits de la Organización de Turismo del Caribe. La coordinación regional a través de organizaciones como CARICOM también ha jugado un papel importante en la preparación para la revitalización del sector turístico. A pesar de estos esfuerzos, se prevé que la recuperación del sector turístico sea lenta y no se espera que el sector se recupere en un futuro próximo.

Innovación tecnológica y acceso a internet

La innovación tecnológica y la conectividad en línea se han convertido en la clave para ampliar las oportunidades económicas en el Caribe. Muchos países tienen economías altamente concentradas, vulnerables a la volatilidad y carecen de la infraestructura necesaria para ingresar a nuevos mercados. La crisis de COVID-19 solo ha exacerbado estas dificultades, destacando la importancia de la diversidad económica, así como la necesidad crítica de una infraestructura digital ampliada y acceso a banda ancha. Las innovaciones tecnológicas, como una aplicación equipada con capacidades de geolocalización para rastrear COVID-19 en Saint Kitts y Nevis, han demostrado el potencial de la tecnología para transformar y fortalecer las sociedades y sus economías en el Caribe, pero la falta de acceso de banda ancha ha limitado estas oportunidades en países como Trinidad y Tobago y las Bahamas. El acceso relativamente limitado a la banda ancha ha sido una barrera para la resiliencia económica en toda la región, y la inversión en banda ancha contribuirá no solo al crecimiento y la innovación, sino también a una mayor inclusión social.


Principales tendencias en inclusión social y cultural

A pesar de los muchos desafíos que ha enfrentado el Caribe desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, la gente de la región ha demostrado continuamente su resistencia y compromiso para ayudar a reconstruir sus comunidades

Pobreza e inseguridad alimentaria

La pandemia de COVID-19 ha agravado los riesgos de inseguridad alimentaria en la región del Caribe. El aumento de los precios del mercado, las interrupciones en la cadena de suministro mundial, la escasez de alimentos y la pérdida de ingresos son algunos de los desafíos que plantea la pandemia en la región. En una encuesta realizada por CARICOM los encuestados de toda la región informaron sentirse preocupados por el desempleo y por satisfacer las necesidades alimentarias y otras necesidades esenciales. Además, los encuestados informaron un número cada vez mayor de pérdida de empleo o temor a una eventual pérdida de empleo, lo que genera preocupaciones sobre los niveles de pobreza en los países del Caribe, especialmente en islas pequeñas como Antigua y Barbuda. En los últimos meses, altas tasas de inseguridad alimentaria, debido a una sobredependencia en alimentos importados, ha impulsado la adopción de esfuerzos para promover la sustitución de importaciones. 

Rol de la mujer

En la región del Caribe, las mujeres se han visto gravemente afectadas por la pandemia de COVID-19. Debido al gran papel que desempeñan en las economías informales de sus países, las mujeres de las naciones insulares como Barbados y Dominica se han visto muy afectadas por las consecuencias económicas de la pandemia. Al comprometer una gran parte de los roles vitales en los sectores social y de salud, las mujeres en el Caribe corren en muchos casos un mayor riesgo de exposición al COVID-19. Además, los países del Caribe han tenido que tomar iniciativas para abordar los problemas de violencia doméstica en medio de órdenes de quedarse en casa, y muchas naciones han promovido líneas de emergencia y servicios psicológicos para las mujeres. Preocupaciones sobre alzas en violencia doméstica han provocado convocatorias para la combatir este mal social—por ejemplo, en Trinidad y Tobago se ha lanzando  un movimiento para proporcionar justicia a víctimas de violencia doméstica.

Alcance comunitario

A pesar de los muchos desafíos que ha enfrentado el Caribe desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, la gente de la región ha demostrado continuamente su resistencia y compromiso para ayudar a reconstruir sus comunidades. En Barbados, el gobierno implementó el programa ‘Adopte una familia’ para apoyar a 3,453 familias vulnerables durante la pandemia. En Belice y Granada, algunos ciudadanos se han encargado de ayudar a los miembros de sus comunidades con dificultades a través de donaciones e incluso jardinería a pequeña escala para combatir la inseguridad alimentaria. En toda la región, la salud mental ha tenido prioridad en muchos programas gubernamentales, que buscan ayudar a los ciudadanos durante estos tiempos difíciles. Organizaciones no gubernamentales han ayudado a comunidades vulnerables a través de iniciativas, como la creación de un mapa digital con recursos para víctimas de la violencia doméstica en Surinam y la distribución de suministros en San Cristóbal y Nieves. Todo esto demuestra la fuerza de las comunidades de esta región y la capacidad del pueblo caribeño para reconstruir y perseverar ante las dificultades que presenta la pandemia.


A que se debe prestar atención:

Los gobiernos del Caribe deben preparar sus economías y comunidades para lo que los profesionales de la salud y científicos advierten que será un resurgimiento del COVID-19. Cuando los países vuelvan a abrir por completo sus fronteras al turismo, las consideraciones de salud pública deben tomarse en serio para evitar la propagación comunitaria y no abrumar las infraestructuras de salud. El resurgimiento en contagios en muchos países, debido a un alza en viajes durante días festivos, subraya el delicado balance entre la recuperación económica y la protección de la salud. Al mismo tiempo, los gobiernos del Caribe podrán enfrentar la propagación de otras enfermedades como el dengue, lo que requerirá más inversiones en atención médica y el desarrollo de protocolos claros y estrictos para proteger la salud pública. Otras amenazas contra la seguridad pública, como la erupción del volcán La Soufrière en San Vincente y las Granadinas, tendrán efectos similares.

Si bien la crisis económica provocada por COVID-19 persiste, los gobiernos deberán desempeñar un papel activo en brindar apoyo a quienes luchan financieramente. Muchos países han ampliado sus programas de ciudadanía por inversión (CBI) para garantizar que los ingresos del gobierno sean lo suficientemente altos como para proporcionar servicios esenciales a los ciudadanos; medidas de refuerzo de ingresos como estas podrían adoptarse en toda la región. 

Las elecciones han fomentado un renovado énfasis en la responsabilidad del gobierno en todo el Caribe. Asegurar que todas las personas tengan acceso a la asistencia durante la pandemia requerirá el fortalecimiento y la revitalización de los servicios y programas gubernamentales. Similarmente, a medida que los países del Caribe comienzan a distribuir vacunas, la creación de protocolos para la distribución eficaz y equitativa de las vacunas, al igual que la implementación de campañas educativas, será fundamental.

Estos esfuerzos serán clave para proteger los derechos de los más vulnerables en todo el Caribe, especialmente mujeres, niños, personas con discapacidad, ancianos, víctimas de violencia doméstica, grupos indígenas en Surinam, inmigrantes haitianos en la República Dominicana e inmigrantes venezolanos en Trinidad y Tobago. La pandemia de COVID-19 ha subrayado la importancia de la creación de capacidad en preparación para crisis futuras y la diversificación económica para sostener las crisis en los sectores del turismo, la agricultura, la energía y los recursos naturales. A largo plazo, el acceso ampliado a la tecnología y la banda ancha, así como una cultura de innovación, ayudarán al Caribe a recuperarse de la pandemia y crear nuevas oportunidades.


Otoño 2020

La pandemia de COVID-19 ha traído muchos desafíos para la región del Caribe, la cual depende en gran medida de la industria turística. Los países de la región han tenido que concentrarse en reinventar y reconstruir sus economías para hacerle frente al aumento en desempleo, pobreza e inseguridad alimentaria. Estos esfuerzos han incluido la innovación tecnológica y la conectividad en línea como claves para expandir las oportunidades económicas y la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo en toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales o de salud. En la región del Caribe, las mujeres se han visto gravemente afectadas por la pandemia de COVID-19, dando lugar a programas gubernamentales que se centran en la salud mental, la prevención de violencia doméstica y programas educativos para ayudar a las madres que trabajan con la educación en línea de sus hijos. Además, se han celebrado elecciones en toda la región del Caribe. Muchos países han experimentado una alteración de los procesos electorales y de campaña tradicionales, lo cual los ha llevado a diseñar nuevos protocolos para votar y para las campañas electorales de acuerdo con los estándares de salud y las regulaciones de distanciamiento social. A pesar de los muchos desafíos que han sacudido a estos países, el pueblo caribeño ha perseverado y demostrado una increíble capacidad de recuperación, ejemplificando su compromiso con la reconstrucción a través de programas de donación y esfuerzos comunitarios para combatir la inseguridad alimentaria.


Principales tendencias en gobernanza y estado de derecho

Los desafíos planteados por COVID-19 han reforzado la importancia de la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo en toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales y de salud

Programas de protección social

A medida que el Caribe se enfrenta a las crisis económicas provocadas por COVID-19, los programas de protección social administrados por el gobierno han surgido como herramientas fundamentales para abordar las necesidades inmediatas de las poblaciones vulnerables y desarrollar la resiliencia económica. Aunque los programas de protección social han variado en forma y grado, muchos países han recurrido a programas de asistencia alimentaria y de alquiler, prestaciones por desempleo, fondos de emergencia y transferencias de efectivo para atender las necesidades de sus poblaciones. Tales programas han sido vitales en la región, ya que las economías del Caribe y los países miembros de CARICOM están fuertemente concentradas en los sectores de turismo, agricultura y energía. Los trabajadores de industrias especialmente afectadas, así como las poblaciones vulnerables, incluidas las que viven en la pobreza, las familias con niños pequeños, los ancianos y las personas con discapacidades, han sido el objetivo de estos esfuerzos. Sin embargo, a medida que continúa la crisis económica, el financiamiento de los programas de protección social ha disminuido, lo que genera preocupaciones sobre la longevidad de estos programas y puede dejar sin atender necesidades urgentes.

Elecciones

Desde el inicio de la crisis del COVID-19, se han realizado elecciones en Belice, República Dominicana, Guyana, Jamaica, Puerto Rico, Saint Kitts y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Trinidad y Tobago. La situación de COVID-19 requirió una alteración de los procesos tradicionales de campaña y elección, lo que llevó a los países de la región del Caribe a diseñar protocolos para la votación en persona y para las campañas consistentes con los estándares de salud y las regulaciones de distanciamiento social. Aunque se implementaron nuevos protocolos de salud y seguridad, los procesos de votación en sí mismos no cambiaron sustancialmente, pese a algunas barreras para el voto de ciudadanos en el extranjero y ciudadanos en cuarentena que permanecieron sin resolver en algunos países. Además, se reportaron violaciones del distanciamiento social en eventos de campaña en toda la región. A pesar de estas preocupaciones, las elecciones fueron supervisadas casi en su totalidad por observadores internacionales, con la excepción de Saint Kitts y Nevis y Trinidad y Tobago, y todas las elecciones en la región del Caribe se consideraron justas y libres.

Oportunidades en medio de retos, resiliencia y desarrollo de capacidades

Los desafíos planteados por COVID-19 han reforzado la importancia de la inversión en el desarrollo de capacidades a largo plazo de toda la región, especialmente con respecto a futuras crisis ambientales o de salud. Si bien todos los países de la región enfrentan un declive económico significativo, algunos países han encontrado oportunidades de progreso a través de proyectos de desarrollo de capacidades dirigidos por el gobierno que estimulan la economía y ayudan a establecer futuros marcos de respuesta a crisis y adaptabilidad. Dos proyectos especialmente notables incluyen el plan de recuperación económica y resiliencia de Santa Lucía y el programa de empleo y transformación sostenible de Barbados (BEST). El plan de recuperación económica y resiliencia de Santa Lucía combina el estímulo económico con inversiones en la infraestructura necesaria para abordar futuras crisis climáticas y de salud. El programa BEST de Barbados brinda alivio a los empleados del sector turístico al tiempo que promueve prácticas respetuosas con el medio ambiente. Estas iniciativas, entre otras en la región, han reformulado los desafíos como oportunidades de crecimiento y desarrollo sostenible.


Principales tendencias en desarrollo económico e innovación

Los países de todo el Caribe están lidiando con el desafío de reabrir sus fronteras y estimular sus industrias turísticas al mismo tiempo que protegen la salud pública

Crisis económica

Si bien el Caribe como región se ha mantenido hasta ahora comparativamente protegido de las implicaciones para la salud del COVID-19, se encuentra en una devastadora crisis económica. Los efectos prolongados de la crisis solo han agravado las dificultades económicas ya existentes, con países de la región que enfrentan caídas en el producto interno bruto (PIB), aumento de la deuda, menos ingresos y dificultades presupuestarias. El Caribe se vio especialmente afectado debido a su economía en gran medida dependiente del turismo, aunque los sectores de energía y recursos naturales en países como Surinam y Trinidad y Tobago también se han visto afectados. Esta crisis también amenaza años de progreso en la lucha contra la pobreza y la desigualdad de ingresos en la región.

Reconstruyendo el turismo

Los países de todo el Caribe están lidiando con el desafío de reabrir sus fronteras y estimular sus industrias turísticas al tiempo que protegen la salud pública. El turismo se ha convertido en un elemento definitorio de las políticas de reapertura del gobierno. Hasta el momento, 25 países del Caribe han reabierto total o parcialmente. Cada país ha definido sus propios protocolos para reabrir y dar la bienvenida a los turistas, y los gobiernos han invertido en mantener a flote los hoteles y la industria de viajes. Los países y organizaciones regionales también han lanzado campañas de mercadeo y relaciones públicas para fomentar el turismo, incluida la campaña Marca País de República Dominicana y Caribbean Awaits de la Organización de Turismo del Caribe. La coordinación regional a través de organizaciones como CARICOM también ha jugado un papel importante en la preparación para la revitalización del sector turístico. A pesar de estos esfuerzos, se prevé que la recuperación del sector turístico sea lenta y no se espera que el sector se recupere en un futuro próximo.

Innovación tecnológica y acceso a internet

La innovación tecnológica y la conectividad en línea se han convertido en la clave para ampliar las oportunidades económicas en el Caribe. Muchos países tienen economías altamente concentradas, vulnerables a la volatilidad y carecen de la infraestructura necesaria para ingresar a nuevos mercados. La crisis de COVID-19 solo ha exacerbado estas dificultades, destacando la importancia de la diversidad económica, así como la necesidad crítica de una infraestructura digital ampliada y acceso a banda ancha. Las innovaciones tecnológicas, como una aplicación equipada con capacidades de geolocalización para rastrear COVID-19 en Saint Kitts y Nevis, han demostrado el potencial de la tecnología para transformar y fortalecer las sociedades y sus economías en el Caribe, pero la falta de acceso de banda ancha ha limitado estas oportunidades en países como Trinidad y Tobago y las Bahamas. El acceso relativamente limitado a la banda ancha ha sido una barrera para la resiliencia económica en toda la región, y la inversión en banda ancha contribuirá no solo al crecimiento y la innovación, sino también a una mayor inclusión social.


Principales tendencias en inclusión social y cultural

A pesar de los muchos desafíos que ha enfrentado el Caribe desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, la gente de la región ha demostrado continuamente su resistencia y compromiso para ayudar a reconstruir sus comunidades

Pobreza e inseguridad alimentaria

La pandemia de COVID-19 ha agravado los riesgos de inseguridad alimentaria en la región del Caribe. El aumento de los precios del mercado, las interrupciones en la cadena de suministro mundial, la escasez de alimentos y la pérdida de ingresos son algunos de los desafíos que plantea la pandemia en la región. En una encuesta realizada por CARICOM, los encuestados de toda la región informaron sentirse preocupados por el desempleo y por satisfacer las necesidades alimentarias y otras necesidades esenciales. Además, los encuestados informaron un número cada vez mayor de pérdida de empleo o temor a una eventual pérdida de empleo, lo que genera preocupaciones sobre los niveles de pobreza en los países del Caribe, especialmente en islas pequeñas como Antigua y Barbuda.

Rol de la mujer

En la región del Caribe, las mujeres se han visto gravemente afectadas por la pandemia de COVID-19. Debido al gran papel que desempeñan en las economías informales de sus países, las mujeres de las naciones insulares como Barbados y Dominica se han visto muy afectadas por las consecuencias económicas de la pandemia. Al comprometer una gran parte de los roles vitales en los sectores social y de salud, las mujeres en el Caribe corren en muchos casos un mayor riesgo de exposición al COVID-19. Además, los países del Caribe han tenido que tomar iniciativas para abordar los problemas de violencia doméstica en medio de órdenes de quedarse en casa, y muchas naciones han promovido líneas de emergencia y servicios psicológicos para las mujeres.

Alcance comunitario

A pesar de los muchos desafíos que ha enfrentado el Caribe desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, la gente de la región ha demostrado continuamente su resistencia y compromiso para ayudar a reconstruir sus comunidades. En Barbados, el gobierno implementó el programa ‘Adopte una familia’ para apoyar a 3,453 familias vulnerables durante la pandemia. En Belice y Granada, algunos ciudadanos se han encargado de ayudar a los miembros de sus comunidades con dificultades a través de donaciones e incluso jardinería a pequeña escala para combatir la inseguridad alimentaria. En toda la región, la salud mental ha tenido prioridad en muchos programas gubernamentales, que buscan ayudar a los ciudadanos durante estos tiempos difíciles. Todo esto demuestra la fuerza de las comunidades de esta región y la capacidad del pueblo caribeño para reconstruir y perseverar  ante las dificultades que presenta la pandemia.


A que se debe prestar atención:

Los gobiernos del Caribe deben preparar sus economías y comunidades para lo que los profesionales de la salud y científicos advierten que será un resurgimiento del COVID-19. Cuando los países vuelvan a abrir por completo sus fronteras al turismo, las consideraciones de salud pública deben tomarse en serio para evitar la propagación comunitaria y no abrumar las infraestructuras de salud. Al mismo tiempo, los gobiernos del Caribe podrán enfrentar la propagación de otras enfermedades como el dengue, lo que requerirá más inversiones en atención médica y el desarrollo de protocolos claros y estrictos para proteger la salud pública. Si bien la crisis económica provocada por COVID-19 persiste, los gobiernos deberán desempeñar un papel activo en brindar apoyo a quienes luchan financieramente. Muchos países han ampliado sus programas de ciudadanía por inversión (CBI) para garantizar que los ingresos del gobierno sean lo suficientemente altos como para proporcionar servicios esenciales a los ciudadanos; medidas de refuerzo de ingresos como estas podrían adoptarse en toda la región. Las elecciones han fomentado un renovado énfasis en la responsabilidad del gobierno en todo el Caribe. Asegurar que todas las personas tengan acceso a la asistencia durante la pandemia requerirá el fortalecimiento y la revitalización de los servicios y programas gubernamentales. Estos esfuerzos serán clave para proteger los derechos de los más vulnerables en todo el Caribe, especialmente mujeres, niños, personas con discapacidad, ancianos, víctimas de violencia doméstica, grupos indígenas en Surinam, inmigrantes haitianos en la República Dominicana e inmigrantes venezolanos en Trinidad y Tobago. La pandemia de COVID-19 ha subrayado la importancia de la creación de capacidad en preparación para crisis futuras y la diversificación económica para sostener las crisis en los sectores del turismo, la agricultura, la energía y los recursos naturales. A largo plazo, el acceso ampliado a la tecnología y la banda ancha, así como una cultura de innovación, ayudarán al Caribe a recuperarse de la pandemia y crear nuevas oportunidades.


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